'La poesía es un retrato sin pudor de los huecos que dejan las personas en nosotros'. MC

miércoles, 26 de febrero de 2014

Manual sobre poesía alegre.


Sin darnos cuenta hemos hecho de la poesía un reino de tristes.
Un lugar de papel en blanco donde exprimirnos las heridas. Somos extraños: nos gusta liberarnos a base de golpes de letras.
Si buscáis, no hallaréis  poeta que no haya escrito a su dolor. Que no se haya refugiado en las trincheras del verso cuando la guerra le ha llegado al centro del pecho.
'El mundo es demasiado feo y demasiado bonito como para no contarlo'. Lo ha dicho Marwan.
La tristeza forma parte de la cara oscura del mundo, y la poesía es una forma de hacer de esa torpeza natural del ser humano un perfecto baile de la vida; es una manera de elevar el dolor a la altura del amor, y casi de la alegría. 
Sin duda, esta última no es el sentimiento más inspirador.
Cuando uno es feliz, no tiene ni necesidad ni tiempo para escribirlo. Somos así de egoístas. Y lo entiendo.
Para gritar la alegría ya están las sonrisas. Y entre una sonrisa y un poema, siento deciros, que me quedo  con la sonrisa, que es alegre y, si tienes suerte, también puede ser verso.
Hay poetas muy grandes, que jamás han escrito sobre la alegría. Qué pena. Es importante  leer de vez en cuando poemas en presente, poemas que nos digan que existe y no que existió. Algo así como:

Felicidad es su piel de viernes
sus rodillas de sol
y sus tobillos con alas huyendo del suelo.
Felicidad es insomnio a su lado
es lunes con L de labios 
de locos
de luna
de libres.


Es importante que nos recuerden que existe la consciencia de la felicidad; que el amor no es solo pasado; y que ahora es el tiempo para vivir y para decirte que andas por el asfalto como revolotean las risas de los niños en los ojos de los ancianos:
saltando chispas, 
rejuveneciendo
haciendo al tiempo firmar instantáneas excepciones.

Ahora es el tiempo, y no mañana, ni ayer...  

Qué pensarán los hijos de los hijos de los hijos de nuestros hijos dentro de unos miles de años, cuando el mundo sea otro y su herencia la compongan libros grises con versos tristes que hablan de algo que se llama felicidad y que sólo existe en el pasado. Qué sentirán.
¿Podrán inventar de nuevo las sonrisas? y el baile, y las chispas en los ojos...
¿Podrán atreverse ellos a vivir en el ahora? ¿a hacer poesía en presente?

Ante este riesgo, no podemos quedarnos de brazos cruzados.
No podemos dejar que crean que la vida es más naufragio que isla.
Tenemos que confundirles, que mezclen los gritos de la vida con los de huida y que nazcan así: las sonrisas tristes y la retória de la felicidad.
 

MC



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