'La poesía es un retrato sin pudor de los huecos que dejan las personas en nosotros'. MC

sábado, 3 de agosto de 2013

Hablo de crisis y no de dinero.

 Recuerdo hace unos años cuando la chirriante, cansina y equívoca  palabra "crisis" comenzó a escucharse en boca de todos. Con crisis se hablaba de economía, de paro, de desahucios, de bancos, de estafadores, de política,  de impuestos, y de un larguísimo etcétera de palabrejos malsonantes, fríos y extraños.
Recuerdo lo lejano que sonaba todo y lo difícil que es, aún hoy, darse cuenta de lo que en verdad está ocurriendo. Y es que en el fondo, amigos, toda esta crisis y toda esta mierda son producto de duros años asumiendo en cada telediario, una dosis de economía deprimente. 
Lo que no nos contaron, a parte del paradero de todo ese dinero, que obviamente conocen, es que la maniobra de alienación estaba siendo llevada a cabo con total éxito. 
¿Alienación? Si, amigos, os estoy hablando de una de las mejores teorías del  gran Karl Marx. Para aquellos a los que les pille lejos deben saber que Marx consideraba que los trabajadores, y el mundo en general, estamos alienados, es decir, nuestros actos no forman parte de nosotros ni de nuestras intenciones verdaderas, pues en el fondo sólo esperamos una pequeña recompensa por ello. Nosotros mismos nos ponemos precio en el triste mercado de la prostitución capitalista. 
Y así es, estamos alienados, alienados y explotados.Está claro, Europa posee en estos momentos la bolsa de esclavos mejor preparada de todos los tiempos. 
Es triste, muy triste, más que nada porque esta maniobra ha hecho que caigamos como moscas en una red peligrosa que, cegados por el miedo y el acoso económico, no hemos sabido ver. 
Una red en la que los valores más básicos, como son el respeto, la sinceridad, o la fidelidad, han sido sustituidos por sueldo, competitividad, e individualismo. 
La crisis ha sido la herramienta perfecta para hacer de la humanidad un rebaño de borregos asustados, aturdidos y doblegados. Un rebaño de personas que no saben vivir sin móvil, o sin televisión. Un rebaño de egoístas que cambiarían a su mejor amigo por un puesto fijo en cualquier empresa de élite. Un rebaño de incompetentes que prefieren encarcelar estudiantes el día quince de cada mes a quitarse de encima a aquellos que les roban día sí y día también. 
Pero por favor, que más queremos después de escuchar a un niño de ocho años decir que de mayor quiere ser político porque se gana mucho dinero. ¡Ese niño debe querer ser astronauta!
Como podemos comprobar, la maniobra ha sido puro éxito. Ahora nadie se atreve  a soñar, ni a ser un héroe, ni siquiera se atreven a mirarse a los ojos entre ellos. 
Nuestra escala de valores está en la ruina, apenas quedan unas pocas columnas de nuestra pequeña y antigua torre de Babel. Pronto hablaremos de ella como quien habla de las ruinas de Pompeya. Sólo quedan cenizas, cenizas y siluetas viejas.
Supongo que las consecuencias son obvias... Todo el mundo habla de dinero, y ya nadie se acuerda del amor, de ese amor y esa razón que tan humanos nos hacen.

Señoras y señores, niños y niñas... Sé que están hartos de oírlo, pero el mundo está sufriendo una crisis, una profunda crisis de valores.


M.C.















No hay comentarios:

Publicar un comentario